Economía

No solo terrorismo: el gas también marca la disputa entre Arabia Saudita y Qatar

El recurso permitió que el emirato se desmarcara de sus vecinos exportadores de petróleo y se convirtiera en el país más rico del mundo.

Por: Isabel Ramos Jeldres | Publicado: Lunes 12 de junio de 2017 a las 04:00 hrs.
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La tensión ha escalado desde que Arabia Saudita y sus aliados decidieron romper relaciones diplomáticas con Qatar. Desde el 5 de junio Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Egipto han expulsado a diplomáticos qataríes, cerrado fronteras y bloqueado el tráfico aéreo desde y hacia Qatar, acusando al emirato de financiar a terroristas. Pero ese argumento es sólo una parte de la historia. El gas, que permitió que Qatar se enriqueciera, también lo aisló de sus vecinos del Golfo, y gestó en Arabia Saudita un sentimiento de revancha.

Un año clave para la historia reciente de Qatar es 1995. Ese no solo fue el año en que el padre del actual emir, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, derrocó a su propio padre pro-saudita, sino que también fue cuando la pequeña península desértica realizó su primer envío de gas natural licuado (GNL).

Qatar era afortunado, poseía la mayor reserva mundial del recurso en lo que se conoce como el Campo Norte, pero esa zona es compartida con Irán, el rival de Arabia Saudita.

Gracias a ese hito, Qatar se convirtió no solo en el país más rico del mundo, con un ingreso per cápita anual de US$ 130 mil, sino que también en el mayor exportador mundial de GNL.

Esa fue su fortuna, pero también su desgracia. El foco en el gas lo apartó de sus vecinos exportadores de crudo, reunidos en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC), el cartel dominado por Arabia Saudita. Pero al mismo tiempo, le permitió liberarse del dominio de Arabia Saudita, que al comunicar su decisión de romper relaciones diplomáticas con Doha la semana pasada describió a los qataríes como una “extensión de sus hermanos en el reino”.

Foco en Asia

Al construir gasoductos, el emir de Qatar decidió no integrarse a los mercados de sus vecinos del Golfo, sino que se enfocó en proveer del recurso al creciente mercado asiático, que hoy recibe un 65,3% de los envíos de GNL del país.

Eso no fue un problema para los Estados exportadores de crudo, ya que veían al gas natural como un recurso que solo era útil para ser reinyectado hacia los pozos petroleros para mejorar las tasa de extracción. Por eso, solo estaban dispuestos a pagar una fracción del precio del mercado mundial de GNL.

Pero en el último tiempo la demanda por gas natural para producir electricidad y para usar en industrias ha crecido en los Estados del Golfo, obligándolos a recurrir a importaciones de GNL más costosas y a explorar las formaciones de gas domésticas que son caras de extraer. Esto empezó a gestar una molestia con Qatar, que tiene los menores costos de extracción en el mundo.

Aislado de sus vecinos petroleros, Qatar construyó además sus propios vínculos con otras potencias, como Irán -con quien comparte el Campo Norte- y Estados Unidos, que tiene en el país su mayor base militar en Medio Oriente. A ellos se sumó Rusia el año pasado, cuando el fondo soberano de Qatar acordó invertir US$ 2.700 millones en la petrolera estatal Rosneft.

La cercanía con Irán no es lo único que ha irritado a los vecinos del emirato. La riqueza proveniente del gas le ha permitido aplicar políticas externas provocadoras: respaldó a los Hermanos Musulmana en Egipto, a Hamas en la Franja de Gaza y a facciones armadas en Libia y Siria. El gas también financió una cadena de televisión, Al Jazeera, que en varias ocasiones ha avergonzado o provocado la ira de la mayoría de los gobiernos de Medio Oriente.

Según Steven Wright, de la Universidad de Qatar, el acercamiento a Irán fue la manera en que el país aseguró la fuente de su riqueza, pero “se puede cuestionar por qué no ha estado dispuesto a abastecer a sus países vecinos, dejándolos pobres de gas”.

Visita de Trump, el gatillo

“Qatar solía ser una suerte de estado vasallo de Arabia Saudita, pero usó la autonomía que creó la riqueza proveniente del gas para forjarse un rol independiente”, dijo Jim Krane, investigador de energía del Instituto Baker, de la Universidad de Rice, a Bloomberg. “El resto de la región ha estado buscando una oportunidad para cortar las alas de Qatar”.

Esa oportunidad llegó con la visita del presidente de EEUU Donald Trump a Arabia Saudita, cuando le pidió a “todas las naciones de conciencia” aislar a Irán. Qatar respondió que estaba en desacuerdo a través de un comunicado, pero luego el gobierno acusó que el texto había sido hackeado. Eso no importó, sus vecinos lo acusaron de apoyar al terrorismo y le cerraron las fronteras.

DISPUTA POR EL MERCADO ASIÁTICO

Uno de los frentes de la batalla diplomática entre Arabia Saudita y Qatar se encuentra 5.500 kilómetros al sureste de sus territorios, en el Estrecho de Malaca, entre Malasia e Indonesia.

Esto porque el centro de gravedad del mercado del petróleo, y de la economía global actual, está en Asia. Hasta la Guerra de Irak en 2003, EEUU y Europa representaban más de la mitad de las importaciones mundiales de crudo.

Pero ese porcentaje ha caído a un poco más de un tercio, ya que la demanda de los países del Atlántico norte se ha mantenido, mientras que la de China, India, Corea del Sur y Filipinas se ha disparado.

Eso hace que la posición que tomen los principales socios comerciales de Qatar -Japón, Corea del Sur, India y Taiwán- sea un factor crucial en los desarrollos de la disputa diplomática y en el embargo que se le impuso al emirato.

Más de la mitad de las exportaciones de gas natural licuado (GNL) de Qatar se destinan a esos cuatro países, y esa cifra sube a dos tercios si se suma a China y Tailandia.

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